Galería de fotos

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MUROS EN TIEMPOS DE PANDEMIA

“Muros en tiempos de pandemia” – es una exposición en línea que se ha preparado gracias a las contribuciones de muchos movimientos en todo el mundo, desde Filipinas hasta México. Da fragmentos de realidad, traza conexiones y da inspiración para la lucha.

Los muros son símbolos de exclusión, opresión, explotación, discriminación y despojo. En tiempos de la pandemia COVID19, de los cierres y las cuarentenas, los muros que oprimen y excluyen se han levantado más alto, se han vuelto más brutales y más visibles. Más allá de los muros surge una red de personas y sus aspiraciones que construyen un Mundo sin Muros.

Esta exposición forma parte del proceso continuo de unión de movimientos que comenzó en 2017, cuando los movimientos palestinos y mexicanos lanzaron el llamamiento por un Mundo sin Muros, que ya está respaldado por más de 400 redes, grupos y movimientos de todo el mundo. 15 años antes Israel había comenzado a construir su muro de apartheid. Desde entonces, el mundo adoptó lentamente este paradigma hasta dar paso a una verdadera era de muros. Para una colección de reflexiones e historias de acción común que se han desarrollado a partir de esa llamada ver el lector de Mundo sin muros: https://antologia.stopthewall.org


PHOTOS

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Belén, Palestina

Belén, Palestina

Manal Shqeir, Campaña Popular contra el Muro de Apartheid (StoptheWall)

¿Contra qué muro se está luchando?

El régimen de apartheid de Israel construyó el muro para confinarnos espacialmente en enclaves cada vez más pequeños y separarnos entre nosotres. Sin embargo, desviamos el muro de su objetivo de separación y creamos nuevas conexiones y significados que desafían las estructuras de la ocupación. Usamos el muro para honrar e inmortalizar a nuestros mártires asesinados por la ocupación israelí.

¿Cómo ha cambiado este muro durante la pandemia?

En medio de la propagación de la pandemia y la intensificación de las restricciones de la ocupación, organizar protestas para avanzar en nuestra lucha o expresar nuestra solidaridad con otras luchas es un verdadero desafío. En Jerusalén, por ejemplo, las fuerzas de ocupación israelíes reprimieron una manifestación para expresar nuestra rabia por el asesinato de Iyad Hallaq, un palestino con autismo, y en solidaridad con el movimiento negro.

¿Cómo se resiste al muro?

Ahora se ha añadido un mural de George Floyd junto a los murales de nuestros mártires y prisioneros y los homenajes a las luchas de la India a América Latina. A través del mural de Floyd en el Muro creamos un espacio para fortalecer las redes transnacionales de solidaridad con nuestras hermanas y hermanos negros, no sólo en los Estados Unidos. El mural de Floyd en la pared representa nuestro vínculo con todas las luchas de los pueblos oprimidos, las personas que sufren la brutalidad policial, las que son explotadas, esclavizadas, desplazadas y discriminadas. Es un vínculo con los movimientos que luchan en todo el mundo superando todas las restricciones y límites establecidos.

La subyugación sistemática y racista del pueblo palestino y las comunidades negras y de color sirve para consolidar aún más un sistema de supremacía blanca a otras “razas” no blancas. Así pues, nuestra lucha por la liberación y la autodeterminación se entrelaza con las aspiraciones de autodeterminación y liberación en todo el mundo que sólo pueden prosperar con el internacionalismo y la solidaridad recíproca.
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Hong Kong

Trine Federis

Trine Federis

¿Contra qué muro están luchando?

La vivienda es cara aquí en Hong Kong. Con el alquiler de un piso de dos habitaciones (que en la mayoría de los casos es más como un cuarto y medio) se pueden pagar al menos cuatro pisos en Manila. Residentes que califican para vivienda subsidiada por el estado tienen que esperar años para seralojados. Decir que el espacio es un privilegio aquí es un eufemismo. Las tiendas, excepto lasde larga data, parecen existir en un flujo. Hoy están, mañana ya no. Al menos los parques aquí son valorados, en comparación con Manila, por supuesto. Con razón, en un lugar donde el espacio es tan escaso.

Los domingos, la multitud habitual de quien trabaja en las oficinas es reemplazada por grupos de personas trabajadoras domésticas migrantes. Las aceras que servían como simples puentes hacia el próximo destino se convirtieron en centros de conversación. Las calles que rebomban seis días a la semana al pasar de los vehículos se convierten en sitios de comida familiar. En un lugar donde el espacio es escaso, se le da un nuevo uso a cada parte de la superficie.

¿Cómo cambió con la pandemia?

Desde la obligación de vivir en los hogares de su trabajo hasta la discriminación en los espacios públicos, las trabajadoras domésticas migrantes a menudo sienten que Hong Kong no tiene espacio para ellas. En un lugar donde el espacio es escaso, algunos se conforman con lo que se les da. Se puede decir que Hong Kong no tiene lugar incluso para sus residentes autóctonos más pobres. Debido a la presión para privatizar la atención médica, más residentes inevitablementese vuelven invisibles . Y como con todas las crisis, como esta pandemia de COVID-19, los sectores marginados son los que más sufren.

¿Cómo se resiste el muro?

Tener espacio es vivir. ¿Y si no hay espacio? Movemos las cosas. Hacemos sitio. Nosotras actuamos. En un lugar donde el espacio es escaso, la libertad se gana conla acción decisiva.
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Comarca de Nijar, Andalucía, Estado Español

Ismail, activista por la Regularización Ya!

Nadia Azougagh Bousnina

Contra qué muro están luchando?

Un muro más en el sur de Andalucía. Una línea divisoria entre el capitalismo más atroz de la agricultura intensiva del campo almeriense y la naturaleza y a las personas

Hablamos de Almería, una provincia históricamente desmovilizada, marcada por un carácter sociopolítico hostil, con los municipios con mayores renta per cápita a la vez que los primeros en desigualdad y pobreza de todo el estado español, con un campo sostenido por manos migrantes que exporta millones de euros mientras a sus trabajadores y trabajadoras no se les reconocen sus derechos más fundamentales como la regularización de su situación documental, los derechos laborales o el acceso a la vivienda digna.

Sólo tras el muro de la Comarca de Nijar existen más de 70 asentamientos chabolistas donde sobreviven más de 8000 migrantes que trabajan en el campo. Hasta hace poco sólo había hombres, sin embargo, actualmente hay un gran aumento de mujeres malviviendo bajo el plástico y madera en absoluta vulnerabilidad. Hasta el propio relator de ddhh de la ONU los calificó recientemente peores que los campos de refugiados.

¿Cómo cambió este muro durante la pandemia?

El Sur ha sido el menos afectado sanitariamente por el COVID19 pero también el que más está sufriendo las consecuencias socioeconómicas. Después de 30 años todo sigue (casi) igual, el muro sigue, pero la autoorganización de quienes lo sufren ha ganado más fuerza. La generación esperada ha llegado y serán quienes lucharán contra este muro.
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Barrios Carlos Mujica ex Villa 31, Buenos Aires, Argentina

Coordinadora de Villas por una Urbanización Real

Grupo artístico Tuca-Tuca

¿Contra qué muro estás luchando?

La Villa 31 lucha contra un muro de exclusión y expulsión causado por la gentrificación. Una de las residentes explica cómo el muro está construido sobre un odio racista “somospequeños , negros, con rasgos indígenas y vivimos en una sociedad donde somos los feos. Así es comonos hacen sentir y este gobierno lo fomenta. […] Nos hace sentir como personas sin derecho a nada, que no merecemos ser escuchadas, que no somos nada.” El año pasado, la ciudad emitió una ley que abre la Villa 31 a las especulaciones urbanas. Dice: “La ley es específica, contiene artículos que pretenden expulsar a la población local.”

¿Cómo cambió con la pandemia?

, subraya que las actuales políticas de abandono y exclusión son particularmente devastadoras durante la pandemia. “El gobierno está negando la asistencia y los servicios necesarios”. Explica Silvana “Nosotros pedimos que se asista a las familias para que puedan cumplir la cuarentena en sus viviendas con losalimentos básicos. Porque sabemos que hoy en día nadie tiene comidasuficiente para quedarse en sus viviendas durante quince días, esto es irreal. Todos acá en el barrio vivimos de un día para otro si no se trabaja no se puede llevar a la casa un plato de comida.”

¿Cómo se está organizando la lucha?

“Nosotras como organizaciones estamos asistiendo a los vecinos con los productos de higiene que faltan:lejía, alcohol. Lo que logramos conseguir mediante donaciones, porque más allá de que somos organizaciones y estamos predispuestas a ayudar, es el Estado quien tiene que dar acceso a estas cosas”, dice Silvana en la víspera de una ruedade prensa denunciando el muro de abandono y exclusión.
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Favela La Maré, Rio de Janeiro, Brasil

Davi Marcos

Gizele Martins

No al hambre, no a los disparos y no al COVID19

Los muros de la desigualdad social son cada vez más visibles en las favelas de Río y en otras partes del mundo.

Hay muchos desafíos que nosotras y nosotros, la población de las favelas de Río de Janeiro en Brasil, estamos enfrentando con la llegada del coronavirus y el aumento del número de personas infectadas y muertas. Ni siquiera en un momento como éste – una pandemia mundial durante la cual la prioridad debería ser la salvaguardia de nuestras vidas – los gobiernos garantizan algún tipo de derechos. Al contrario, las políticas de Bolsonaro y de los gobiernos estatales y municipales sólo nos quitan nuestros derechos.

En las favelas de Río vivimos de nuestra propia suerte, estamos sin agua, sin trabajo, sin comida, y sufrimos los constantes ataques de la policía militar y civil. Ya hay innumerables niñas y niños negros, pobres y de favelas asesinados en las favelas y periferias de Río este año. En los primeros cuatro meses de este año más de 600 personas, principalmente jóvenes negros, fueron asesinadas en las favelas por las fuerzas militares y genocidas del gobierno brasileño.

Debido a que estamos asfixiados por esta política brasileña de muerte y el empeoramiento de la situación de las favelas, los colectivos que forman parte del movimiento de las favelas de Río de Janeiro organizaron dos manifestaciones bajo el título: Las Vidas Negras Importan. Tomar esta decisión en un momento de pandemia era necesario y urgente porque las comunidades residentes de las favelas estamos viendo de cerca nuestra muerte por disparos, COVID19 y hambre – la cruel realidad de la desigualdad social. Además, estos mismos colectivos de las favelas han presentado una demanda en los tribunales para que – al menos en este período de pandemia – se prohíban las operaciones policiales en nuestros territorios. El caso sigue a juicio y ganarlo sería una momentánea pero enorme victoria.

Estos mismos colectivos, en los territorios donde viven y luchan, realizan esfuerzos de concienciación, entregan cestas de alimentos básicos y también productos de limpieza para que no aumente todavía más el número de muertos e infectados por el coronavirus.

En otras palabras, los muros de la desigualdad social brasileña, así como el empobrecimiento de la población palestina y de toda América Latina siguen patrones parecidos y necesitamos internacionalizar cada vez más nuestras luchas contra los muros de la desigualdad social, los muros del apartheid. Nuestro papel es luchar contra los muros visibles e invisibles que separan a nuestros pueblos. Nuestra lucha debe ser unida contra los estados que aterrorizan a los pueblos y que dificultan cada vez más nuestra supervivencia, que amenazan nuestras vidas y la de nuestros pueblos con armas, guerras inventadas y racismo. ¡Internacionalicemos la lucha por nuestras vidas y nuestra historia! ¡Solidaridad en la lucha!
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Sahara Occidental

Mahfud Mohamed Lamin Bechri

Mahfud Mohamed Lamin Bechri

¿Contra qué muro estás luchando?

Fatimetu es del Sahara Occidental, tiene 54 años y vivió en el territorio liberado al este del muro que divide su tierra. Vivió como nómada criando ganado cerca del muro marroquí. A los 30 años perdió una pierna tras la explosión de una mina terrestre. El muro marroquí en el Sáhara Occidental es conocido por los saharauis como el “muro de la vergüenza” y contiene más de 7 millones de minas terrestres antipersonas que ponen diariamente en peligro la vida de las personas saharauis. Fatimid dice: “Agradezco a Dios que sólo perdí mi pierna, el accidente fue trágico y no esperaba tener la oportunidad de vivir después de él”. El muro también amenaza la vida de los animales: “Todos los días vemos camellos, cabras y ovejas heridos y perdiendo partes de su cuerpo debido a los accidentes de las minas y como no tenemos instalaciones veterinarias, estos animales pierden la vida”, dijo Fatimetu.

¿Cómo cambió con la pandemia?

As nomads, we rely on our livestock and because of the drought of this year we are obliged to use vehicles to bring water from wells and also feed to our livestock from neighboring countries (Algeria and Mauritania) as the wall and the state of occupation is impeding us to get it from the other part of our country,” said Fatimetu. The health crisis of COVID-19 and its fast outbreak has changed everything. “Since March of this year, all boarders were closed and we couldn’t access neighboring countries to get feed for animals or fuel for our vehicles. We are losing our livestock on a daily basis. The situation is dramatic,” added Fatimitu.

¿Cómo se reiste al Muro?

“Nosotros, el pueblo saharaui estamos librando una batalla muy valiente, una batalla contra la ocupación, contra un muro que divide nuestra tierra y nuestro pueblo, contra las minas que quitan la vida a nuestros seres queridos y también a nuestro ganado y ahora el Covid-19 y su rápido brote se ha convertido en otra dura batalla para nosotros” Fatimetu habla con lágrimas en los ojos . Fatimetu y otras mujeres saharauis tienen un gran papel en la difícil situación del pueblo saharaui, son muy activas en la construcción y mantenimiento de las instituciones saharauis tanto en los territorios liberados del Sáhara Occidental como en los campamentos de refugiados de Argelia. Fatimetu está muy activa en la denuncia del crimen del muro y a pesar de su discapacidad está presente en todas las acciones no violentas contra el muro y la ocupación. “A pesar de todo esto, somos un pueblo valiente, yo una mujer fuerte y creemos que superaremos todo esto, nunca nos rendiremos y continuaremos nuestra lucha hasta que consigamos nuestros derechos, nuestro legítimo derecho a la autodeterminación y a la independencia. Este muro será derribado algún día, estoy segura”, concurre Fatimetu.
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Siria/Filipinas

Rey Assis

Rey Asis, Asia Pacific Mission for Migrants

Este fragmento de vidrio podía haber sido parte de la ventana de otra persona, pero yo no podría saberlo.

Todo lo que podía recordar era que estaba en el suelo, yo estaba de pie en una calurosa tarde de 2003 cuando mis amigos sirios me llevaron al Golán sirio, o lo que queda de él. A mi alrededor había escombros, ladrillos que antes eran techos, recuerdos de bellas sonrisas en los rostros de los niños antes de que sus casas fueran bombardeadas por sus “vecinos”.

Cada vez que me vuelvo autocomplaciente, busco este fragmento de vidrio para recordarme que las guerras de ocupación y agresión siguen propagándose con violencia, construyendo muros entre las personas, entre sus sueños de tener su propia soberanía, su país, el derecho a vivir en una paz justa.
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Bakersfield/Berkeley, California, Estados Unidos

Centro de Detención Mesa Verde (izquierda): Juan Prieto; Corazón de Líderes Religiosos (derecha): Theo Rigby

Rev. Dra. Allison J. Tanner, líder de fe del Movimiento Interreligioso por la Integridad Humana y pastora de la Iglesia Bautista de Lakeshore Avenue, Oakland, California.

Esta foto ilustra tanto las paredes de la cárcel del ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduana por sus siglas en inglés) como las poderosas formas en que las personas están trabajando juntas desde dentro y desde fuera para derribarlas. Izquierda: Las personas detenidas por el ICE en huelga de hambre envían un mensaje de amor y dignidad a la comunidad exterior; Derecha: las y los líderes religiosos y activistas devuelven el mensaje de amor y exigen la libertad de todas las personas detenidas.

El (ICE) tiene como función criminalizar a las personas migrantes y refugiadas. Es una extensión y expansión del sistema carcelario de masa de los Estados Unidos que encarcela desproporcionadamente a los cuerpos negros y de color. La detención del ICE es injusta, inhumana y completamente innecesaria. El movimiento por la abolición del ICE busca derribar los muros racistas y xenófobos de la detención del ICE, en asociación con proyectos para destruir todos los muros que promueven el encarcelamiento masivo y limitan la migración.

La detención del ICE reserva un trato de segunda clase a las personas migrantes y refugiadas, castigando excesivamente, y a menudo doblemente, a quienes ven denegados los derechos de ciudadanía. Son conocidos por el trato inhumano que dan a las personas detenidas: instalaciones sucias, falta de suministros sanitarios e higiénicos, falta de atención médica, trabajos forzados y comunicación limitada con las personas queridas. Estas condiciones han empeorado en la llegada del COVID: la propagación de enfermedades durante los traslados, la falta de pruebas al personal de guardia, falta de suministro de máscaras y jabón, e incapacidad de distanciamiento social – todo este hace que para muchas personas la detención se haya convertido en una sentencia de muerte. Dos detenidos ya han muerto a causa del COVID.

Las personas detenidas del ICE protestan por sus condiciones deplorables y por el riesgo de muerte organizando huelgas de hambre, exigiendo dignidad, comunicando sus violaciones de los derechos humanos a la comunidad exterior y elaborando estrategias con sus abogadas y abogados sobre las opciones de liberación. Abogadas, abogados, activistas y líderes religiosos están trabajando duro para presionar por su liberación y usan la emergencia del COVID para demostrar aún más la inhumanidad de las prácticas de ICE. Juntas y juntos, hemos sido capaces de liberar a cientos de personas detenidas para que puedan regresar a sus familias, sus comunidades, y a veces a las congregaciones locales que proporcionan refugio, acompañamiento y santuario. Uno por uno, una por una, las personas detenidas están ganando libertad y trabajamos juntas y juntos para destruir los muros racistas y xenófobos de la ICE.

Estas fotos envían un poderoso mensaje de solidaridad entre las personas detenidas del ICE, en el centro de detención de Mesa Verde (Bakersfield, California), y las y los líderes religiosos del área de la Bahía (Berkeley, California). Colocadas una al lado de otra, las familias se unen y se reúne la comunidad. En los últimos cuatro meses, el ICE ha tenido que liberar a cientos de personas reclusas. Seguimos luchando por la libertad de todas y todos los que aún están encarcelados.
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Tulkarem Palestina

Manal Shqeir, Campaña Contra el Muro

Manal Shqeir, Campaña Contra el Muro

¿Cuál es el muro contra el que está luchando?

A las tres de la mañana, unos 20 mil trabajadores palestinos hacen cola durante horas en el puesto de control militar israelí de Taybeh. Es uno de los puntos de control en la Cisjordania ocupada por el que tienen que pasar los trabajadores palestinos para llegar a su trabajo en las empresas israelíes todos los días.

Para evitar la jaula abarrotada, algunos trabajadores incluso llegan a las 12.30 horas. Sin embargo, el largo proceso de inspección todavía hace que los que llegan más temprano esperen durante horas. Todos los 20 mil trabajadores pasan por máquinas de inspección que muestran los más pequeños detalles de sus cuerpos a los militares israelíes en una pantalla. Sin embargo, esto no es suficiente para descifrar los cuerpos de los trabajadores palestinos por razones de “seguridad”, como afirman las autoridades de ocupación. Los inspectores israelíes llevan a muchos trabajadores a las salas de inspección donde tienen que desnudarse delante de los inspectores.

Este proceso de inspección es otra forma de humillar a los palestinos, de reafirmar su condición de infrahumanos, emarginados e inferiores sistemáticamente construidas.

¿Cómo ha cambiado este muro durante la pandemia?

Cuando la pandemia de COVID19 se extendió, el gobierno israelí aseguró un crecimiento continuo de su economía al seguir explotando a los trabajadores palestinos. A pesar de la pandemia, los trabajadores siguen teniendo que esperar durante horas en los puestos de control donde el distanciamiento social como medida preventiva es simplemente imposible. En los lugares de trabajo, no se les da ninguna protección.

¿Cómo se resiste a este muro?

La ocupación israelí se basa y alimenta en un sistema capitalista y neoliberal que explota a los trabajadores palestinos. La difícil situación de los trabajadores palestinos y de otros trabajadores de todo el mundo están interconectadas en este proceso básico. La unidad de la lucha de los trabajadores es esencial para fortalecer el poder colectivo de los pueblos y así desafiar la tiranía de los sistemas explotadores que cosechan los beneficios en las espaldas de los trabajadores.
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Hong Kong

Jen Cabañez

Jen Cabañez, Organic Environmental and Cultural Migrant Organization

En el medio de nuestra batalla contra el COVID-19, el sector más vulnerable aquí en Hong Kong son las trabajadoras domésticas migrantes. Con menos días libres, más horas de trabajo, falta de acceso a máscarillas, desinfectantes y otras necesidades – a parte de la lucha por tener un alojamiento decente, 11 horas de descanso ininterrumpido y un salario mínimo – son propensas a la explotación y el abuso.

A pesar de la contribución que hacen a la economía, las trabajadoras domésticas migrantes son continuamente infravaloradas. La negligencia del gobierno con respecto a nuestras necesidades es evidente. Somos tratadas como mercancías, no como personas. Somos tratadas como esclavas, no como trabajadoras.

Ese trato puso un muro entre nosotras y ellos, un muro frente al reconocimiento de nuestro valor y, lo que es más importante, frente a un sueño en el que todas y todos podamos vivir decentemente y la esclavitud sea una cosa del pasado.  
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Tijuana, México

Gilberto Conde

Soraya Vasquez, Al Otro Lado AC

El Muro en la frontera Tijuana/San Diego, donde crecen alas a los sueños rotos de miles de solicitantes de asilo, atrapados en el naufragio de un viaje suspendido y un anhelo que se resiste a morir.

La pandemia agudiza la crisis humanitaria en esta frontera, el muro se torna en un cúmulo de leyes y medidas restrictivas que desdibujan el asilo, en la espera interminable también se contagian el miedo, la ansiedad y la desesperación. El sufrimiento de las familias es la otra pandemia.

Los gobiernos han abandonado a su suerte a las familias migrantes, las organizaciones de la sociedad civil resistimos, transitamos a modelos remotos de atención, brindamos ayuda humanitaria para satisfacer necesidades básicas de los que nada tienen, seguimos acompañando sus procesos y luchando por el derecho humano a migrar, aquí nadie se rinde.
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Lesbos, Grécia

Lorraine Leete – Legal Center Lesvos

Lorraine Leete – Legal Center Lesvos

Aquí, en una foto tomada en la isla de Lesbos el 17 de junio de 2020, dos embarcaciones griegas rodean un barcode migrantes , cuyas coordenadas GPS confirmadas estaban en aguas griegas. Durante varias horas, el barco de migrantes se quedó sin ayuda. La Guardia Costera turca recogió más tarde a las personas en el barco, devolviéndolas a Turquía. Las expulsiones colectivas llevadas a cabo de esta manera son contrarias al derecho internacional, violan el derecho de las personas a la vida, el derecho a no sufrir tratos crueles y degradantes, y constituyen una violación del derecho marítimo internacional que obliga al salvamento en el mar.

El 1º de marzo de 2020, Grecia suspendió el derecho a solicitar asilo y anunció que reforzaría sus fronteras para impedir la entrada de migrantes procedentes de Turquía. Si bien técnicamente se ha restablecido el derecho a solicitar asilo, el anuncio del 1º de marzo fue seguido por la adopción por el Estado griego de varias prácticas en violación de los derechos de las personas migrantes, que continúan hasta la fecha, entre ellas la fortificación violenta de las fronteras de Grecia, el aumento del número de expulsiones colectivas de Grecia a Turquía y el maltrato de quienes llegan a Grecia desde Turquía.

Los testimonios directos de las víctimas, recogidos por el Centro Jurídico de Lesbos, demuestran que las expulsiones colectivas que se producen en la región del Egeo son sistemáticas y tienen un claro modus operandi que las diversas autoridades griegas aplican en diversos lugares del Egeo y en las islas del Egeo oriental.
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Hong Kong

Rey Assis

Rey Asis, Asia Pacific Mission for Migrants

Un visado es un visado es un visado [‘visa’ en Inglés]. Pero su “bisa” (fuerza en Tagalo) está en las manos de la gente que lo emite. Por lo tanto, incluso Loida, residente permanente en Japón, será separada de sus dos hijos porque fue acusada injustamente de ser cómplice de una violación de la ley de inmigración.

Ahora, ella ha vuelto a ‘casa’. ¿Pero dónde está realmente el hogar para una inmigrante? Aunque pueda ser también una opción, la migración se ha convertido en una decisión forzada para que las personas puedan sobrevivir, dejando atrás a sus familias para poner comida en sus mesas y, con suerte, darles una vida mejor.

La vida de las personas migrantes está llena de muros invisibles que les impiden realizar plenamente sus sueños, y ser reconocidas como personas.
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Manila, Filipinas

AG Sano

Tetet Nera-Lauron

La foto de una pared pintada con la imagen de una superheroína filipina en bata.

“Darna” es un personaje ficticio y una superheroína filipina amada por muchos durante generaciones. Simboliza la fuerza de carácter, poniéndose en la línea para combatir el mal y hacer el bien, y demostrando que la discapacidad no es un obstáculo para servir a la humanidad. La imagen de Darna en bata pintada en una pared es profundamente simbólica – un acto de desafío al poder existente y de esperanza para el pueblo filipino en estos tiempos tan difíciles.

Filipinas está soportando los efectos combinados de sufrir el encierro más largo del mundo (incluso más largo que el encierro de 76 días de Wuhan, China), un gobierno inepto e irresponsable que ha adoptado un enfoque militarista como respuesta al Covid-19, y desigualdades de varios niveles resultantes del continuo legado del colonialismo. La cuarentena ha sido desastrosa para millones de personas filipinas pobres, ya que las restricciones han dificultado su búsqueda de fuentes de sustento y alimentos, haciendo que muchas familias dependan de cartillas de racionamiento estatales inadecuadas y cada vez más escasas. Más de 100.000 personas han sido detenidas, torturadas o asesinadas por violar la cuarentena (por ejemplo por estar fuera cuando no lo deberían estar o estar en una comunidad que no es la suya), mientras que a los funcionarios del gobierno y otras personalidades conocidas se les da una mera bofetada en la mano por estar de fiesta y viajar.

El gobierno ha utilizado la pandemia para silenciar a la oposición con sus medidas de represión drásticas contra los medios de comunicación independientes y las voces críticas. Se cerró la mayor emisora de Filipinas, se acusó a una periodista de fama internacional y se la declaró culpable dedifamación en la red , y el Congreso aprobó apresuradamente una ley antiterrorista. Pero a pesar de todo, las y los filipinos están encontrando fuerza en nuestra resistencia colectiva y en la solidaridad con los demás. Persistiremos. Seguiremos resistiendo.
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Bir Nabala, Palestina

Manal Shqueir, Campaña Popular contra el Muro del Apartheid (Stop the Wall)

Manal Shqueir, Campaña Popular contra el Muro del Apartheid (Stop the Wall)

En esta foto un grupo de personas se paran en el pueblo de Beirnabala. Yo una vez me paré como ellos hace ocho meses. Allí, contemplé el Muro. Podía ver en ello un monstruo gigante que tenía el control total de nuestra presencia espacial y temporal en nuestra tierra natal.

La gente que solía vivir en las casas cercanas a donde se construye el Muro ya no vive allí. Me dijeron que los dueños de las casas desiertas tuvieron que mudarse a Jerusalén para vivir en zonas sobrepobladas para que sus hijas e hijos pudieran acceder a las escuelas a las que solían asistir antes de que se construyera el Muro. Puede que hayan pasado por momentos difíciles como otras familias palestinas de Jerusalén desde la propagación de la pandemia. La ocupación israelí trata a las personas palestinas de Jerusalén como emarginadas, negándoles el acceso a la atención médica adecuada y a las medidas de protección en medio de la propagación de la pandemia, discriminándolas en comparación con las personas judías israelíes que viven en la ciudad.

Sin embargo, como la ocupación israelí nos niega nuestro pasado y nuestro presente, nunca debemos permitir que nos nieguen imaginar un futuro mejor, en el que el muro se desmantele, las y los propietarios de las casas abandonadas vuelvan y Jerusalén deje de ser un lugar de discriminación y exclusión para el pueblo palestino. Podría parecer una
fantasía imposible e inviable. Sin embargo, como pueblo subyugado por un régimen colonial y de apartheid, somos nosotras y nosotros los que determinamos lo que es más factible y racional imaginando nuestro futuro: un futuro de justicia sin muros y sin ningún otro medio de segregación racial que nos siga recordando que en nuestra propia tierra natal somos el “otro”.
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Territorio O’odham militarizado/ocupado cerca de los manantiales de A’al Waippia/Quitoboquito Springs en el Parque Nacional de Organ Pipe, en Arizona, Estados Unidos.

Conor Handley y los Wui Ke:kiwan Hemajkam (People Standing Together), Enero 2020

Amy Juan

Esta foto muestra los pueblos Tohono O’odham, Hia Ced O’odham y O’odham en México, a ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México, y fue tomada después de una ceremonia en honor al manantial sagrado, durante la cual los pueblos O’odham de ambos lados de la frontera compartieron una comida y una oración para demostrar que ninguna frontera puede impedir que los O’odham sean lo que son, ni dividir más a nuestros pueblos!

La frontera entre México y los Estados Unidos, establecida por el Tratado de Guadalupe Hidalgo (1848) y la Compra de Gadsden (1854), ha dividido las tierras y los pueblos O’odham por la mitad desde su creación. Los Pueblos Indígenas de esta tierra, nunca fueron consultados cuando se trazó la línea, y hasta el día de hoy no son considerados socios igualitarios en la actual construcción de la infraestructura militarizada. Esta frontera ha cambiado la vida y la historia de los pueblos O’odham al crear barreras al cruce de la frontera para los O’odham tanto en México como en los Estados Unidos. Los O’odham en México no tienen acceso a la atención médica, educación y en la mayoría de los casos al agua corriente o electricidad, y a lo largo de los años han cruzado la frontera sin problemas para recibir la atención que se les brinda como miembros de la Nación Tohono O’odham. Además, muchas personas O’odham en los Estados Unidos cruzarían la frontera con fines ceremoniales y religiosos, así como para permanecer conectadas con la familia y los paisajes sagrados.

For many years the border remained a barbwire fence, but after 9/11 has changed drastically to be one, if not the most militarized Indigenous community in the United States. The border has since been reinforced by Normandy-style steel barriers, Integrated Fixed Towers courtesy of Israel’s military company Elbit Systems, and now a physical border wall. The Tohono O’odham Nation also has two forward operating bases occupied by the US Border Patrol, on the ground patrols and surveillance and checkpoints to every entrance and exit of the Tohono O’odham Nation.

Durante muchos años la frontera siguió siendo una valla de alambre de espino, pero después del 11 de septiembre 2001 esto ha cambiado drásticamente para volverse una de las – – comunidades indígenas más militarizadas de los Estados Unidos, si no la más. Desde entonces, la frontera se ha reforzado con barreras de acero de estilo normando, torres fijas integradas de vigilancia, cortesía de la compañía militar israelí Elbit Systems, y ahora un muro fronterizo físico. En el territorio de la Nación Tohono O’odham instalaron también dos bases operativas avanzadas, ocupadas por la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos, patrullas terrestres, vigilancia y puesto de control a cada entrada y salida de la Nación Tohono O’odham.

En enero de 2020, activistas jóvenes O’odham se movilizaron para proteger los sagrados manantiales de A’al Waippia/Quitoboquito, que han existido en el duro desierto durante más de 16.000 años y son el hogar de algunas de las especies más raras en peligro de extinción, como la tortuga de barro de Sonora y el pez cachorro de Sonora, así como el caracol de primavera, que tiene el tamaño de una semilla de amapola.

La embestida de la construcción del muro fronterizo de Trump, que continuó en medidas drásticas durante la pandemia, ha hecho que los trabajadores del muro fronterizo bombeen agua de los acuíferos cercanos para mezclar el hormigón para el muro en dirección a Yuma, Arizona. Desde enero, la fuente ha retrocedido y se ha secado drásticamente. Actualmente, los miembros de la comunidad están estableciendo un campamento en el lugar para proteger el manantial de más destrucción.
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Katatura, Windhoek, Namibia

Koni Benson

Koni Benson, Asher Gamedze, Nashilongweshipwe Mushaandja

Una praxis post fronteriza para el futuro

La pieza del muro que aparece en la imagen fue tomada en la Escuela Secundaria Jakob Marengo en Katutra, Windhoek. Las primeras pinturas del muro, en 2019, fueron la culminación de varios años de organización en varios espacios del sur de África a través del arte, la historia y la educación, todo ello dentro de un proyecto más amplio de liberación. Desde 2016 hemos estado creando comunidad para colaborar en proyectos que intentan reunir estas prácticas (normalmente) separadas a través de talleres que intentan profundizar creativamente una imaginación histórica radical más allá de las fronteras nacionales y disciplinarias.

Experimentar hacia una praxis post-frontera es nuestra respuesta a las historias y crisis políticas contemporáneas de las fronteras. A través de este trabajo de historización y desafío de las fronteras intentamos participar y contribuir a los movimientos en nuestro propio contexto y en otros lugares imaginando futuros liberadores y construyéndolos.

“La Imaginación Radical es el Futuro” fue pintado en una pared de una escuela al final de una sesión colectiva de creación de murales con estudiantes de arte, estudiantes de secundaria, historiadores y activistas durante un festival de prácticas artísticas descoloniales, llamado Owela. Era la continuación de un viaje de estudios de Juventud sin Fronteras a través de Sudáfrica, Botswana y Namibia el año anterior, en el que la fundadora de la escuela, Ottilie Abrahams, había compartido la historia de la escuela, en el contexto de la historia de su vida.  La tía Tilly estuvo involucrada en movimientos feministas y socialistas desde que era adolescente y se unió a grupos de lectura clandestinos en Windhoek y en Ciudad del Cabo en los años 50, hasta la época en que formó parte de la iniciación de la SWAPO, dirigiendo sus campamentos de educación en Tanzania, y hasta el momento en que fue expulsada por desafiar el liderazgo corrupto y las donaciones que sembraron las semillas de la división.

Al regresar después de 16 años de exilio con los movimientos de liberación del sur de África en Zambia, Tanzania y su paso por Suecia, Ottilie Abrahams fundó el Colegio Tutorial Jakob Marengo, una escuela para la liberación que funciona sobre los principios de la democracia participativa, el pensamiento crítico y el no sexismo. La escuela recibió el nombre del líder de la alianza de Nama y Herero contra los colonos alemanes entre 1904 y 1908. La escuela, Jakob Marengo, se inició en la oposición a la educación bantú en Namibia. Namibia fue hasta 1990, gobernada por la Sudáfrica del apartheid como herencia de los colonos alemanes después de la Primera Guerra Mundial. Fue tratada como un Bantustán, con el nombre de África del Suroeste. Desafiar las fronteras coloniales y crear mundos sin muros fue la clave de la escuela desde el principio.  La tía Tilly recordó: “Cuando comenzamos Jacob Marengo, una cuarta parte de nuestros alumnos eran de Sudáfrica, donde las escuelas fueron incendiadas, los niños eran altamente politizados; y el otro grupo provenía del norte de Namibia, donde las escuelas secundarias tenían que operar bajo la mirada vigilante de las fuerzas de ocupación. Así que vimos nuestro trabajo como una forma de preparar a los niños para un estado independiente, para el desarrollo del país”.  De 25 estudiantes en 1985, ha pasado a tener más de 1000 niños en el año 2019. Alrededor de la mitad de los estudiantes vienen de Angola, Ruanda y la República Democrática del Congo y luchan por ser admitidos en las “escuelas locales”. Porque… el pasado no es historia y el presente requiere una imaginación radical para llevarnos hacia un futuro sin fronteras.