Khirbet Tana – una lucha silenciada contra la expulsión
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Khirbet Tana – una lucha silenciada contra la expulsión

Khirbet Tana ha estado bajo ataque israelí por mucho tiempo con el intento de expulsar a la población palestina de sus tierras y colonizar esas zonas con asentamientos. Desafiando las demoliciones de hogares israelíes, los residentes han ocupado, reformado y habitado cuevas y están encabezando una lucha inspiradora por dignidad y derechos.

Representantes de la Coalición por la Defensa de la Tierra pasaron la tarde del 5 de Julio conduciendo a través de las tortuosas colinas de los alrededores de la zona de la Gobernación de Nablus, y quedándose bajo los árboles para escapar del incesante calor mientras visitábamos Khirbet Tana, una comunidad de familias basada en el pastoreo y la agricultura que residen en las más de cuarenta cuevas que puntean las laderas de las colinas.

Los miembros de la Coalición por la Defensa de la Tierra visitaron el comité popular local, que organiza la resistencia diaria y fomenta la firmeza de la comunidad.

El informe más reciente emitido internacionalmente sobre Khirbet Tana fue en Enero del 2017, cuando la aldea fue noticia por ser una de las primeras en sufrir demoliciones del nuevo año. Las fuerzas de ocupación israelíes demolieron 49 estructuras en ese momento. En elm 2016, Khirbet Tana fue demoilida cuatro veces.  Khirbet Tana y el Campo Sumud de LIberación, una iniciativa de activistas palestinos, israelíes y judíos que apoya Khirbet Tana, se has confrontado y continúa encontrándose día con el violento aparato israelí.

Ya van 40 días desde que los activistas iniciaron su lucha para apoyar a la familia de Fadel Aamer a volver a sus tierras ancestrales y a las cuevas en las Colinas al Sur de Hebron que han alojado a la familia por generaciones. Los residentes locales y los activistas que los apoyan se enfrentan a la continua intimidación y a la violencia del ejército israelí como parte de la limpieza étnica de las comunidades beduinas vulnerables. Esfuerzos similares de desplazamiento están ocurriendo en otras regiones Cisjordania: el proyecto israelí de desarrollar asentamientos en el corredor E1 de Jerusalén que amenaza a la comunidad beduina de Khan al-Ahmar es solo un ejemplo más.

Estas comunidades también se enfrentan a la violencia colona. Por ejemplo, en el 2011, hubo un incidente donde colonos golpearon a un pastor de Tana y asesinaron 15 de sus animales.

Para leer más sobre la lucha de las comunidades más golpeadas en la Zona C, ver el informe de Stop the Wall  "La periferia palestina".

 

Una aldea histórica luchando por su futuro

La mezquita de la época otomana construida sobre 1850s es evidencia material de la longevidad de la comunidad de Khirbet Tana, donde las familias han vivido y cultivado la tierra desde antes de 1948, antes de que el territorio fuese declarado ‘área de tiro’. Con la cresta de las colinas dominando, y el valle bañado por el río y curvándose a lo largo de la carretera hacia las cuevas, los miembros de la Cooperativa de Economía Animal señalan como las formas de las colinas están definidas por la intimidación y la violencia por parte del ejército israelí y los asentamientos cercanos de Itamar y Mikhora.

Antes de 1967, la comunidad controlaba 18,000 dunams de tierra de los cuales 14,000 fueron robados por el ejército israelí. Esto ha dejado solo 4,000 dunams de una zona crucial para el pastoreo y el forrajeo de esta comunidad dependiente de la agricultura. La confiscación y ocupación por parte del estado de Israel de esta tierra desconecta física y simbólicamente a los residentes de Tana de una extensa franja de tiarra que contiene recursos ancestrales significantes y necesarios para su supervivencia.

A pesar de la historia documentada de la comunidad de Khirbet en la zona de la Gobernación de Nablus, Khirbet Tana ha sido declarada por los tribunales israelíes como una aldea no autorizada por su proximidad al área cerrada de entrenamiento militar (Área de Tiro 904A).

De acuerdo con OPACI (POICA por sus siglas en inglés), el área total de Cisjordania clasificada como área de tiro comprende unos 998,185 dunums y constituye el 17.6 % del área total de Cisjordania. Una ramificación de este decreto de “area de tiro” es que todo tipo edificación, desde una tienda rudimentaria a construcciones de cemento, está restringido, los permisos de edificación se niegan y existen justificaciones casi jurídicas que se sostienen en los tribunales israelíes para las demoliciones aleatorias.

Por lo tanto la totalidad de la comunidad vive en cuevas. Para expandir cualquier refugio de la comunidad, tanto sea otra habitación para que duerma la familia u otro lugar para albergar los animales, deberá ser cavada y limpiada otra cueva.

Otro reto al que se enfrenta la comunidad es el acceso a la electricidad. No hay agua ni tuberías de aguas residuales ni red de electricidad que llegue a las familias en las cuevas. Las autoridades israelíes se niegan a conectar la aldea a las extensas redes de electricidad y de agua que ofrecen prontamente a los asentamientos cercanos. Los residentes usan paneles solares para generar electricidad rudimentaria, “solo alcanza para una lámpara”, como declaran desde el Colectivo de Economía Animal.

En una demostración extrema de violencia e indiferencia por la intervención internacional, la Administración Civil del ejército israelí ha confiscado los paneles solares en otras comunidades beduinas, a pesar de haber sido donadas a través de ayuda internacional. La escuela de la comunidad ahora está cerca de la mezquita y es una estructura blanca de dos habitaciones donada por ayuda internacional. Ha sido demolida 5 veces desde el 2005, en una clara violación del derecho internacional, como el Artículo 48 de la Cuarta Convención de Ginebra, que prohíbe a un poder ocupante destruir o confiscar la propiedad privada de la población civil y la Convención de las UN sobre los Derechos de la Infancia, que proteje el derecho de los niños a la educación y al ocio.

 

Sumud – firmeza ante la injusticia

Las familias siguen ahí a pesar de los obstáculos y la violencia citados. Durante esta visita las familias estuvieron ausentes porque se habían escapado del calor sin trabas de las colinas poniendo tiendas temporales hasta completar la cosecha del trigo en otra zona de Beit Furik.

Las cuevas parecían fantasmales y la delegación recordaba el peligro que las cuevas antiguas pueden tener. Mientras la violencia del ejército israelí puede sere dramática y completamente visible como en las demoliciones, la oscuridad de las cuevas sirve como recordatorio de otras formas perpendiculares de la violencia israelí, como la restricción del acceso a la electricidad, que es destructivo para la vida diaria.

Hay signos de vida: la escuela, los proyector de arte de los críos que cuelgan decorando las cuevas, o la simple existencia de un horno de pan, signos de que la fortaleza y el coraje de las familias persisten.

La Coalición por la Defensa de la Tierra proyecta un objetivo para darle a la comunidad la situación de vida que merece su resistencia y perseverancia, para hacer que el vivir en cuevas sea sostenible a través de reformas e inversiones y un amplio sistema eléctrico de paneles solares.

La esperanza es que estos proyectos sean realizados antes de que las familias vuelvan después de la temporada de cosecha y el comienzo del año escolar.

 
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