Al Hadidiyah:la persecución de una comunidad
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Al Hadidiyah:la persecución de una comunidad

Jueves, a las 7:30 de la mañana el ejército israelí entró en la comunidad de al Hadidiyahi en el Valle del Jordán para otra ola más de demoliciones. La operación punitiva estaba enfocada en la familia del jefe de la comunidad, Abu Saqer, y fue una clara represalia por el hecho de que la gente de al Hadidiya ha comenzado a preparar el camino de tierra que une la aldea con el mundo exterior para los lluviosos meses de Invierno colocándole grava. La hija embarazada de Abu Saqer ha sido atacada por los soldados y actualmente está en el hospital por el riesgo de perder su bebé.

Dos excavadoras del ejército acompañadas por seis jeeps militares invadieron al Hadidiya y destruyeron diez estructuras pertenecientes a Abu Saqer y a los 40 miembros de su extensa familia. Esto incluye los caserones donde su familia vive, los cobertizos de los animales, el horno donde la familia hornea el pan y los cobertizos donde guarda el forraje para su ganado. Además, el ejército destruyó también dos cobertizos pertenecientes al hijo de Abu Saqer, Gazi, dejándolo a él, a su mujer y a sus hijos sin un lugar para vivir. El ejército demolió también dos cobertizos y una tienda pertenecientes a Mohamed Mahmoud Bisharat, uno de los ancianos de la comunidad.

Durante la ola de destrucción, el ejército atacó brutalmente a la hija de Abu Saqer, embarazada de tres meses, que tuvo que ser llevada al hospital sangrando.

Solo los paneles solares que le dan a la comunidad acceso a algo de electricidad han sido respetados, en lo que parece un esfuerzo de evitar reacciones de la comunidad de donantes contra la destrucción de sus proyectos. Las imágenes de los paneles solares intactos entre la destrucción sin sentido de todo lo demás exige preguntarse sobre la racionalidad detrás de la atención de las ONGs internacionales en la destrucción israelí de los proyectos de ayuda dentro del marco de la ‘ayuda eficiente’ cuando realmente lo que está en juego son las vidas y la supervivencia de comunidades enteras frente a las políticas israelíes de transferencia forzada de población y limpieza étnica.

Esta invasión y esta destrucción vinieron ayer después que los militares destruyeran los esfuerzos hechos para preparar la carretera de acceso a la aldea. Hace un mes, la comunidad puso gravilla en la carretera de tierra para asegurar su accesibilidad en Invierno y en la temporada de lluvias que está a punto de llegar. Esto permitiría a los niños poder ir al colegio y garantizaría el acceso a los servicios y a otras aldeas y ciudades a la comunidad. La gente ha estado trabajando en este proyecto con sus palas y con un tractor perteneciente a la comunidad. Abu Saqer fue el responsable de ser el enlace con las organizaciones internacionales que apoyaron el proyecto.


Mientras los militares estaban destruyendo la carretera, amenazaron a Abu Saqer con más demoliciones. El insistió en que la apelación contra las demoliciones aún está pendiente en los juzgados israelíes y no se ha hecho ninguna sentencia para permitir futuras demoliciones. Un hecho que los abogados confirmaron.

Como otras veces antes, el ejército israelí volvió hoy, sin órdenes de demolición y destruyó una buena parte de la comunidad como castigo colectivo por los esfuerzos de mejorar las condiciones de la carretera de tierra con gravilla.

Los militares volvieron otra vez por la tarde para amenazar a los miembros de la comunidad que habían comenzado a reconstruir sus estructuras y cobertizos. Fueron a por Rashid al Kadiriy, el propietario del único camión de la comunidad y le dijeron que su camión y el tractor de Abu Saqer serían confiscados si continuaban reedificando las estructuras y si no destruían, dentro de una hora, todo lo que ya habían edificado. Los militares además informaron de sus estructuras y residencias eran ‘ilegales’ y deberían irse a cualquier otra parte.

Historia del desplazamiento

Al Hadidiya era una próspera comunidad granjera antes de la ocupación de 1967, con alrededor de 160 familias viviendo en vasas de piedra tradicionales.  En 1997 fueron echados de la tierra que poseían y sin elección los instalaron a varios kilómetros – para vivir en tiendas improvisadas. Han sido obligados a vivir de esa manera por los últimos 18 años, con las autoridades de ocupación denegándoles sistemáticamente el derecho a construir cualquier estructura permanente, y a tener agua corriente, electricidad, escuelas, atención sanitaria o carreteras.  


En el 2000, unas 15 familias se fueron debido a las medidas impuestas por el ejército israelí que limitaba el acceso a la comunidad al agua. Los tractores y los depósitos de agua fueron confiscados sobre el terreno porque estaban ubicados en una ‘área prohibida.’ Un depósito de agua fue confiscado por ocho meses y solo fue liberado cuando los residentes pagaron una multa de NIS 12,000.

Entre el 2002 y el 2003, otras ocho familias abandonaron la comunidad después de que el ejército israelí cavara una trinchera al Oeste de Al Hadidiya, impidiendo a los residentes  el acceso a la comida, al agua y a los servicios básicos. Algunas de las familias vendieron sus ovejas y se mudaron a Tamun, que está ubicada en la Zona A. Estas familias ahora sobreviven como trabajadores asalariados o dependen de sus hijos, que son pastores. Otros se fueron a la zona de Khirbet Atuf y continúan con el pastoreo

Entre el 2003 y el 2008, aproximadamente otras ocho familias se fueron por diferentes razones, incluyendo las demoliciones adicionales hechas por las autoridades  israelíes, que se efectuaron entre el 2005 y el 2007, y la instalación de un portón en la carretera Oeste de la comunidad, que afecta el acceso al agua de la comunidad.  En el 2008, otras cuatro familias dejaron la comunidad después de ser demolidas sus propiedades.

En Junio del 2011, el ejército israelí efectuó dos series de demoliciones en Al Hadidiya, demoliendo 33 estructuras, dejando a 37 residentes sin hogar y socavando los medios de subsistencia de más de 15. La mayoría de ellas, 29, fueron demolidas el 21 de Junio del 2011. Desde ese momento, hay un juicio contra futuras demoliciones pendiente en los tribunales israelíes y teóricamente están congeladas todas las órdenes de demolición. Aún así, las doce familias que quedan resistiendo y negándose a abandonar la zona ya han visto varias demoliciones hechas sin órdenes legales ni notificación previa.

Para presionar a la comunidad fuera de sus tgierras, se hacen regularmente ejercicios militares usando tanques pesados y fuego real a pocos cientos de metros de los hogares de la gente.

Al Hadidiya y los asentamientos ilegales israelíes

Las colonias ilegales israelíes de Ro’i y Beqa’ot ya se han apropiado de unos 3000 dunums de tierra agrícola de al Hadidiya.

Desde 1977, el asentamiento israelí de Ro’i ha sido ampliado en tierra de Al Hadidiye’ en esa zona. Los esfuerzos para expulsar a la comunidad apuntan a garantizar el libre acceso del asentamiento a los 20,000 dunums de tierras fértiles de los beduinos palestinos en el Norte del Valle del Jordán para su colonización.

A pesar de la proximidad de la estación de bombeo de Mekorot – la empresa nacional israelí de aguas – la aldea no está conectada a la red de agua. Como resultado, los residentes de Al Hadidiya dependen de la costosa agua de los camiones cisternas, teniendo que pagar 30 NIS por metro cúbico, unas seis veces lo que pagarían si estuvieran conectados a la red. Esto explica el porqué del promedio de consumo de agua en Al Hadidiya (20 litros por persona por día) que está muy por debajo del mínimo absoluto de 100 litros recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

Por el contrario, los dos asentamientos cercanos de Ro’i y Beqa’ot son suministrados por Mekorot, y su promedio de consumo de agua solo para uso doméstico – es decir, sin considerar el agua usada para la agricultura – es por lo menos 23 veces el de Al Hadidiya: 460 litros por persona por día.